Las Mujeres en su Conexión con lo Trascendente

El universo femenino es una combinación de biología, aprendizaje personal y cultural que nos hace tener diferentes percepciones, ser observadoras distintas de la realidad. Nuestro camino hacia una autonomía psicológica requiere revisar nuestro sistema de creencias y valores, definiendo cuáles deseamos conservar y cuáles queremos abandonar.

Al no tener a la mano un modelo propio de éxito, las mujeres nos iniciamos en el aprendizaje de la competición y la consecución de objetivos, medimos nuestra autoestima y valía por nuestros resultados, en comparación con los patrones masculinos de productividad. En muchas ocasiones el sufrimiento que experimentamos es la consecuencia de haber seguido un camino que niega esa realidad que somos.
Inevitablemente, llega un momento en la vida donde todo esto empieza a no servirnos enfrentamos a una sensación de vacío y de falta de sentido con lo que hemos hecho con nuestra vida.
Nuestra alma, que ha permanecido comprimida y guiada por la mente, comienza a despertar mostrándonos que el viejo ser ya no nos sirve.
Inevitablemente, llega un momento en la vida donde todo esto empieza a no servirnos enfrentamos a una sensación de vacío y de falta de sentido con lo que hemos hecho con nuestra vida.
Nuestra alma, que ha permanecido comprimida y guiada por la mente, comienza a despertar mostrándonos que el viejo ser ya no nos sirve.
Ayuda saber que es un proceso compartido por muchas mujeres y que la recuperación de lo que nos es propio es un viaje sagrado que nos permite, si nos hacemos cargo, acceder a potenciales desconocidos.

Realizamos movidas, que juzgamos adaptativas, y que nos generan un gran costo personal. Podemos descubrirlas en la sensación de nunca ser suficientes; aspiramos a ser madres, parejas, hijas, amigas y profesionales perfectas; actuamos como “la salvadora de todos” y una supermujer, que puede sola con todo. Podemos vivir creyendo que alguien va a salvarnos de nuestra obsesiva necesidad de permanecer ocupadas y ser productivas, que tenemos que ocultar nuestra rabia para ser aceptadas, y que podemos vivir ignorando nuestra necesidad de ser cuidadas y queridas.