Las tradiciones nativas señalan que todo en el Universo
tiene espíritu, y que el nuestro, se completa cuando logramos percibirnos en armonía
con las distintas realidades que conforman el Universo.
En la tradición nativo americana, se piensa que cada persona tiene un animal personal, el que funciona como un espíritu protector que busca ayudar en los desafíos cotidianos y en la búsqueda espiritual para lograr estar armonía con el universo. Esta figura recibe distintos nombres en las distintas culturas, yo he elegido trabajar con la simbología de los animales de poder, dado que entregan mucha claridad a la hora de construir de nuevas coherencias ontológicas.
Desde una perspectiva psicológica y espiritual, estos Animales de Poder son habitualmente un
reflejo del ser más profundo, son arquetipos o modelos de referencia cuyo comportamiento,
características, poder y sabiduría sirven de inspiración para el desarrollo de
las capacidades humanas. Representan simbólicamente la energía y las cualidades
que las personas necesitan aprender para ser más efectivos en la vida, protegiendo
y potenciando aquello que simbolizan.
Como en la mayoría de los procesos inconscientes, estos
atributos se encuentran ocultos, reprimidos o son ignorados, por lo que el
trabajo con el coach consiste en generar conversaciones para ir a buscar estas características y poderes, reconociéndolos y trayéndolos a la vida cotidiana.
Otra forma de entenderlo podría ser mirar la falta de poder personal en algún dominio de la vida, éste podría interpretarse como una desconexión de su Animal de Poder. En un proceso de coaching lo invitaríamos a venir como aliado, trayendo con él su fortaleza física y mental, y las capacidades propias del animal en cuestión, que serían necesarias para conquistar existencias más plenas, especialmente en el dominio que complica al coachee.
Otra forma de entenderlo podría ser mirar la falta de poder personal en algún dominio de la vida, éste podría interpretarse como una desconexión de su Animal de Poder. En un proceso de coaching lo invitaríamos a venir como aliado, trayendo con él su fortaleza física y mental, y las capacidades propias del animal en cuestión, que serían necesarias para conquistar existencias más plenas, especialmente en el dominio que complica al coachee.
Reconociendo nuestro Animal de Poder se abre un mundo lleno de posibilidades. Ellos están ahí, esperando por nosotros para actuar como maestros o guías. Nos susurran en el silencio las pistas que necesitamos para seguir avanzando.
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