Cuando el cuerpo de las mujeres era el equivalente del cuerpo de la Diosa, la mujer era el recipiente del milagro de la vida. Durante la edad media, y especialmente durante la revolución industrial se produjo la deidificación de la máquina, y desde ahí tanto el cuerpo físico de los hombres como el de las mujeres, y el de la Madre Tierra, han sido maltratados sexual y físicamente.
Se ha empujado al cuerpo más allá de los límites de la fuerza y su resistencia y nos hemos conformado con las expectativas culturales de forma, tamaño y belleza, para ponerlo al servicio de la avaricia humana.
La denigración del cuerpo femenino, se ha expresado en los tabúes culturales y religiosos acerca de la menstruación, el parto y la menopausia, y también se ve reflejada en las estadísticas de violaciones, incestos y pornografía. Pareciera que lo sagrado del cuerpo femenino se perdió cuando la gente comenzó a adorar a los dioses padres.
La reverencia hacia la fertilidad, que antes se realizaba a las mujeres que menstruaban, quedó enterradas junto a la Diosa.
¿Se nos ha olvidado la profunda sabiduría del cuerpo femenino?.
¿Se animan a recuperar la conexión con la Diosa?