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"En este Blog muestro mis reflexiones acerca de los procesos de aprendizaje"

miércoles, 19 de febrero de 2014

Mi experiencia a cargo de un Grupo de Aprendizaje

El 2013 fue mi primer año como supervisora (o mentora)  en un grupo alumnos en el programa APC (El Arte del Coaching Profesional, en la Escuela de Coaching Newfield Network). En este rol acompañé a 8 personas en su trabajo grupal e individual para convertirse en coaches ontológicos.
Es increíble todo lo que aprendí en este proceso, cuando aparentemente eran ellos los que aprendían de mí. Partí desafiando un aprendizaje incorporado en mis años como docente en la universidad donde nos referíamos a los alumnos como “el curso que me tocó”, y creo que recibí a Fénix (mi grupo) con la idea de “el grupo que me tocó”, nada que ver…estoy segura de yo “les toqué”,  y las explicaciones solo me conectan con la misteriosa forma de aprender que tenemos los seres humanos.
Aprendí a reconocer al misterio como parte del proceso, lo que  me evocó la humildad en toda su grandeza.  Fui una facilitadora para que lo que tenía que ocurrir, ocurriera, … ¡qué gran  honor!. Acompañar en sus aprendizajes a seres humanos tan bellos y valientes, fue sin duda un privilegio.
También aprendí a reconocer en ellos la confianza  incondicional, lo que me lleva a valorar la importancia de cuidar a las personas  en procesos donde abren sus corazones y sus almas. A propósito de esto he recordado otros programas donde no se pone énfasis en el cuidado mientras las personas se entregan por entero. Qué alegría pertenecer a una institución que pone el cuidado como elemento central de la formación y la práctica del coaching.  

Me metí en un lío tratando de escribir acerca de mis aprendizajes porque reviso la experiencia y me aparecen  aprendizajes en todos los planos, desde lo más técnico a lo más trascendente. La posibilidad de escuchar y ver nuevamente hacer coaching a Julio Olalla, tener a un maestro como él, tan cerca, y ser parte de un equipo de personas excepcionales…es sin duda un lujo!. Finalmente, la posibilidad trascendente de servir fue un placer. Quedé llenita de gratitud.

Coaching Ontológico: una mirada personal

Por alguna razón no me ha resultado fácil  explicar a qué me dedico, así que para resolver este inconveniente me propuse escribirlo "en fácil", no sé si  lo conseguí, pero al menos en la práctica entenderlo así, me ha servido para acompañar en sus aprendizajes a quienes buscan mis servicios y para enseñar a mis alumnos en la Escuela de Coaching Ontológico de Newfield Network.
Escojo como punto de partida la idea de que todos tenemos una forma de ser, a pesar de haber llegado a esta vida con  la posibilidad de ser de múltiples maneras. Esta forma de ser se construye desde niños, aprendiendo consciente e inconscientemente de  padres, hermanos, profesores y de todos aquellos que consideramos modelos a seguir. También influyeron el país, barrio, colegio y los discursos históricos implícitos de la época que nos tocó vivir, entre muchos otros factores.
Cada vez que aprendimos a ser de una determinada manera, nos identificamos con ella, nos olvidamos que al elegir una característica despreciamos otras, motivados por la búsqueda del amor, la aprobación y la necesidad de sentir que pertenecemos a una tribu . 
Al no elegir de manera consciente, llegamos a pensar que “éramos así” y que no había forma de ser de una manera distinta. Así se construye la larga y descriptiva lista que acompaña al yo soy. 
He entendido de biólogos como Humberto Maturana y Francisco Varela, así como de postulados de varios filósofos modernos, que el ser humano tiene la capacidad de "crearse" a sí mismo y modificar su ser, o mejor dicho, el ser que está siendo. El coaching ontológico sostenido en estas premisas, busca que las personas se den cuenta de que la forma de ser que sostienen, es aprendida y por lo tanto pueden cambiarla.
Para explicarme mejor daré un ejemplo personal. Desde pequeña aprendí que era un valor ser fuerte. Tuve muchas señales de mis padres y entorno que confirmaron esta creencia, así que me esforcé por años en convertirme en una mujer muy fuerte. Para lograrlo aprendí a esconder mi vulnerabilidad y rechacé pedir ayuda, intenté no sentir algunas emociones que juzgaba me hacían parecer más débil y me negué a escuchar los mensajes de mi cuerpo y de mi alma, que gritaban por atención y cuidados. En síntesis, llegué a identificarme tanto con esta forma de ser, que asumí como costos necesarios el cansancio y la soledad, pues yo era así. Necesité cambiar esta creencia y conectarme con mi vulnerabilidad (que había negado) para cultivar relaciones más profundas y nutritivas, desarrollar mi vocación de servicio y atender a mi cuerpo que había comenzado a enfermarse para reclamar mi atención.
Un proceso de coaching ayuda a mirar y revisar las creencias que están a la base de nuestro comportamiento, para desarrollar otras formas ser que posibiliten una vida más plena.
Desde el modelo que aprendí, entiendo que cada forma de ser tiene tres dominios claves: una corporalidad que está en coherencia con un mundo emocional y lingüístico, a esto le llamamos observador. Su observador le permite a las personas hacer lo habitualmente hacen, y se “complica” cuando tiene que hacer cosas distintas, por lo tanto, en un proceso de coaching ontológico, se desarrolla el cuerpo que la persona necesita, se revisan sus creencias y distintos aspectos del dominio lingüístico y se amplía su repertorio emocional, todo para lograr una nueva coherencia que le permita hacer lo que necesita aumentando las posibilidades de acción y poder personal que le permitía el observador que había sido hasta entonces.
El Coaching Ontológico utiliza conversaciones y experiencias de aprendizaje, tanto individuales como grupales, para visitar los nuevos territorios de aprendizajes. Los procesos de coaching se realizan en una relación horizontal, donde el coach pone al servicio de quién lo consulta todas sus distinciones y su mirada, en un contexto cuidado y desafiante que es propicio para aprender nuevas formas de habitar el mundo.

martes, 18 de febrero de 2014

Un lugar para el aprendizaje rodeado de naturaleza

La mayoría de mis actividad las realizo en o con la naturaleza y la sabiduría de la Madre Tierra. En el Arrayán, estoy cerquita del centro de Santiago, tengo unas vistas impresionantes a la montaña y trabajo escuchando el sonido del río. Estoy convencida que la mayor parte de las respuestas a nuestras preguntas existenciales se encuentra en la naturaleza y que es un contexto generoso que nos ayuda a comprender lo que necesitamos.

Intento que mi centro sea un lugar acogedor, con calorcito a leña en invierno y flores frescas, y una serie de detalles para que las personas que lo visiten se sientan seguras, contenidas y cuidadas.

Aprendiendo desde mi Jardín

A fines del invierno comencé un cultivo de flores. Recomiendo esta actividad para aprender de la vida y de uno mismo, y de paso tener un verano florido como el mio.
Quisiera compartir que haciendo almácigos pude observar que sólo un porcentaje de las semillas germina,  y que de las que germinan, varias mueren siendo muy jóvenes, aunque les haya proporcionado los mismos cuidados. También me sorprendí como cada semilla trae en su interior toda la información que necesita para ser una planta adulta y florecer. Pensé que no importa si me confundo con los tipos de semillas o los nombres de las flores, ellas no necesitan saber nada para florecer, como tampoco lo necesita el alma humana.
Trasplanté a mi jardín sólo plantas sanas y fuertes. Aprendí a escuchar sus necesidades de agua dependiendo del calor y pude comprobar como el bravo sol  de diciembre y enero, las llenó de fuerza y energía, y pienso en las cosas que me nutren de energía y en aquellas que me la quitan.
Le he dado vueltas a esto de sembrar y las semejanzas con hacer coaching: Aprendí que hacer buenos sustratos para sembrar podría parecerse a generar contextos adecuados para el aprendizaje, también a que cada flor tiene "su" momento,  ninguna brota antes de lo que le permite su especie y esto no es diferente a lo que sucede con las personas, que tienen cada una, su  propio ritmo. La naturaleza me recuerda que mi trabajo es acompañar, no empujar, aunque a veces me impaciente cada persona tiene su momento para brotar.
Finalmente, algunas plantas florecieron descaradamente, mientras otras, crecieron pequeñas y delicadas completando entre todas un cuadro perfecto. Así, mirando flores de todos los tamaños y colores, compruebo una vez más, que la belleza está en la diversidad, y me llevo la imagen de mi jardín en verano como un regalo para cuando el invierno me invite a cultivar mi tolerancia y mi paciencia, recordándome que todos los seres humanos contribuimos con la belleza del jardín .




domingo, 16 de febrero de 2014

El uso de Rituales con Propósitos Terapéuticos

Los rituales entregan respuestas a preguntas espirituales profundas...

"Cuando se realiza un ritual la divinidad se hace presente". Se abandona lo trivial y aparece lo eterno, o como se diría usando terminología psicológica, se genera un cambio en el reino arquetípico.
Los Rituales operan en un sentido simbólico,  despertando emociones e invocando a lo sagrado. 
Dentro de los procesos de coaching, creo rituales para situaciones particulares, proporcionando a los participantes un contexto sagrado que les permite hacer declaraciones poderosas,  "transformar" una situación, o "aceptar" lo que no  pueden cambiar, entre muchas otras posibilidades. 
He ido incorporando a los rituales instrumentos sagrados, como el sahumador y la Kitra, que provinen de tradiciones ancestrales y no tienen un significado religioso directo para los participantes, para proporcionar una mayor conexión con lo sagrado y apoyar el propósito del rito.
Dado que los rituales operan como una experiencia psicomágica, se saltan las barreras con las que la mente consciente se opone a nuevas realidades e inauguran espacios de libertad que amplifican las posibilidades.
En ellos, he podido apreciar que cuando cuando las personas atienden a su interior y aquietan sus mentes, se revela su propia naturaleza y aparecen respuestas espirituales profundas.

sábado, 15 de febrero de 2014

Círculos de Mujeres

 
Son espacios  ancestrales de encuentro entre mujeres, que se reúnen en un ambiente de contención, respeto, amor, celebración, sanación, y espiritualidad femenina. 

Proyecto Crisálida: coaching para mujeres con cáncer de mamas

Algunas veces enfermedades como el cáncer de mamas se presenta como un terremoto que, sumerge a las mujeres en su propia oscuridad.
Se ha probado que  para obtener mejores resultados, con el tratamiento, necesitan sentirse contenidas y guiadas. Y si además aprenden que la enfermedad puede traerles un mensaje a sus vida, es muy posible que se les abra la posibilidades de una existencia más plena. plena.
Me he propuesto conducir a mujeres que se encuentran cursando un cáncer de mamas, a un viaje de transformación personal, que las lleve a vivir sus vidas desde un papel de víctimas de la enfermedad, a protagonistas de una experiencia de aprendizaje existencial.
Entendí que el cáncer de mamas es como curso acelerado, que enseña a las mujeres que el significado más profundo de lo que significa Ser Humano.
La experiencia de la vulnerabilidad, abre una puerta que permite acceder a una forma de ser más auténtica y conectad, con un sentido más profundo de la existencia.
Mi compromiso es que las mujeres que participen en el proyecto aprendan a reconocer aquello que las limita en sus vidas, aprendiendo de sus miedos y de sus creencias y también, a escuchar el mensaje que les trae su enfermedad, entendiendo por qué una parte de sus cuerpos ha dejado de funcionar silenciosamente.
Aprenderán lo valioso de trascender aspectos limitantes de la personalidad para visitar lugares emocionales de mayor poder personal, y a cambiar de  perspectiva, para observar la brevedad de la vida y disfrutar más intensamente de los buenos momentos.