Al no tener a la mano un modelo propio de éxito, las mujeres nos iniciamos en el aprendizaje de la competición y la consecución de objetivos, medimos nuestra autoestima y valía por nuestros resultados, en comparación con los patrones masculinos de productividad. En muchas ocasiones el sufrimiento que experimentamos es la consecuencia de haber seguido un camino que niega esa realidad que somos.
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"En este Blog muestro mis reflexiones acerca de los procesos de aprendizaje"
lunes, 9 de julio de 2012
Las Mujeres en su Conexión con lo Trascendente
Al no tener a la mano un modelo propio de éxito, las mujeres nos iniciamos en el aprendizaje de la competición y la consecución de objetivos, medimos nuestra autoestima y valía por nuestros resultados, en comparación con los patrones masculinos de productividad. En muchas ocasiones el sufrimiento que experimentamos es la consecuencia de haber seguido un camino que niega esa realidad que somos.
domingo, 8 de julio de 2012
¿Por qué Trabajar con Mujeres?
Porque de acuerdo a mi experiencia las mujeres, en algún periodo de nuestras vidas y por distintas razones, tenemos quiebres existenciales que se manifiestan con mucho dolor, sensación de vacío y falta de sentido. Cansadas de haber vivido, toda una vida, operando en un
sistema de creencias regido por valores
masculinos y negando la propia
naturaleza femenina para encajar, necesitan un espacio especial de reconexión que puede alcanzarse con un trabajo individual o grupal.
Vivir como Protagonista de mi Vida
Hace varios años me encontré con esta distinción y
cada vez me hace más sentido, puede ser porque
siempre reconozco algo de mí en “La Víctima”, pero también porque cada me identifico más con “La
Protagonista”.
En nuestra cultura, desde pequeños cultivamos la conciencia
de víctima. No sé si les tocó ver, alguna vez, a una madre consolar a un hijo, que se había
golpeado en la cubierta de una mesa, diciendo… “tonta mesa”, como si la mesa se
hubiera atravesado maliciosamente en el camino del niño. Recuerdo también
haberme visto usando o validando justificaciones que ponían la responsabilidad
de lo que nos sucedía afuera: “el profesor me tiene mala”, “el clima no quiere
que yo salga”, “mi mamá no me ayudó nunca a hacer las tareas”, “mi papá se la
pasaba trabajando”; “soy el hijo del
medio”, y un sinfín de explicaciones,
coronadas por la mala suerte, que a mi juicio, son entelequias para calmar las
dudas acerca de nuestra eficacia personal.
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